- ¡Qué difícil es aceptarnos tal cual somos!
Exclamó el Anacoreta. Ante la mirada de extrañeza de su joven seguidor, se explicó.
- Nos gustaría ser "especiales". Unos se creen perfectos. Buscan la oración perfecta. Asisten a mil cursillos para llegar a la contemplación pura.
Sonrió antes de proseguir:
- Naturalmente no lo consiguen. Otros se sienten los mayores pecadores del mundo y creen que eso les hace santos.
Hizo una pausa y añadió:
- Hemos de aceptar nuestra mediocridad...Subimos y bajamos, caemos y nos levantamos. Un día meditamos bien y cuatro estamos distraídos...Quremos ser pacientes y nos enfadamos. Nos gustaría ser amables y nos irritamos. Somos simples personas que luchan cada día por ser mejores...Querríamos la perfección, pero hemos de contentarnos con nuestra mediocridad...
- Entonces - preguntó el joven - ¿qué hemos de hacer?
Sonrió el Anacoreta y concluyó:
- Aceptarnos tal cual somos, enfrentarnos con ganas de mejorar, cada día nuevo que amanece y abandonarnos en las manos de Dios...
Preciosa la reflexión, y preciosa la canción de la banda sonora de Braveheart. Enhorabuena!!!
ResponderEliminarBona nit Joan Josep.
ResponderEliminarLo mejor del mundo, abandonarse en las manos de Dios, pero tambien esforzándonos, para no caer en la comodidad.
Una abraçada, Montserrat
Me gusta la musica celta, me relaja,pero la lucha de cada dia: nos tiene que salir de lo mas hondo.
ResponderEliminarEl modo de ser lleva la batuta en estas cuestiones, estoy triste: que no lo noten los niños,estoy enfadado,tengo que reñir: que no se note mi mal humor.ETC me encante el anacoreta. una abraçada
Caeda nuevo amanecer lo intento, pero realmente resulta muy difícil aceptar todas nuestras limitaciones, incluidas las físicas, cuando llegan es como si te dejaran con la boca abierta por la sorpresa de ver que todo va cambiando y que las limitaciones son cada vez mayores
ResponderEliminarPero eso sí, cada nuevo amanecer es un nuevo reto para volver a intentar ser mejores, ese esfuerzo también nos mantiene viv@s
Un abrazo