domingo, 4 de diciembre de 2011

LA BUENA NOTICIA ES JESÚS


"Principio de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.
El profeta Isaías había escrito:
- Envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto:
- ¡Preparad el camino del Señor,
abridle un camino recto!
Sucedió que Juan el Bautista se presentó en el desierto bautizando a la gente. Les decía que debían convertirse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonase sus pecados. De toda la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oírle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.
Juan iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, que se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y comía langostas y miel del monte. En su proclamación decía:
- Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo."

Tenemos hoy el inicio del evangelio de Marcos. La primera línea ya nos indica que esa Buena Noticia es una persona: es Jesús.
Si queremos recibir esa Buena Noticia hemos de prepararnos. Marcos nos presenta a Juan, quien viene a preparar los caminos a aquél del que no es digno de desatar la correa de los zapatos.
Marcos nos indica que ya Isaías había hablado de esta preparación: abrir un camino recto. Juan nos da la clave para hacerlo: convertirse. Deshacernos de todo lo que puede alejarnos de Dios, que nos sino lo que nos aleja de los hombres: el egoísmo, la violencia, el odio, la opresión...
Juan se retira al desierto. La conversión requiere el silencio, la meditación, encontrarse con uno mismo. El profeta Oseas ya había dicho: "La llevaré al desierto y le hablaré al corazón". Para acoger la Buena Noticia que es Jesús necesitamos ese espacio de paz y silencio que nos hace entrar en nosotros mismos y vernos sin caretas ni tapujos. A lo largo de todo el evangelio nos encontraremos a Jesús tocando a personas consideradas impuras y dejándose tocar y lavar los pies por una prostituta. El acoge a aquel se presenta ante Él con sinceridad, con humildad, tal cual es...
Allanar los caminos, enderezarlos, no es otra cosa que desembarazarnos de nuestra hipocresía, de nuestro orgullo. Presentarnos ante Él preparados para seguirle, dejándose bautizar por el Espíritu. Acercarnos a los demás, convencidos de que cada uno de ellos es Jesús que viene a nosotros. Ese ha de ser el fruto de nuestro bautizo: dejar tras nosotros el egoísmo que nos impide amar a toda la humanidad. Porque convertirnos no es ni más ni menos, que dedicar cada minuto de nuestra vida a los demás...

1 comentario:

  1. Hola Joan Josep bon día.
    Que bonito sería que supiéramos obrar siempre como nos enseña este Evangelio.
    Por una parte nos bombardean con el consumismo, a veces con la psicología del egoismo, si se pudiera convertir en altruismo.
    Una abraçada, Montserrat

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