Antes, en las letanías rezábamos: de la muerte súbita, líbranos Señor. Hoy muchos conocidos me han dicho: querría morirme sin darme cuenta. Por mi trabajo he visto morir a muchas personas. Os puedo asegurar que todos lo han hecho en paz. El sacerdote escritor José María Cabodevilla escribió que "la muerte no es algo que ocurre, sino Alguien que se acerca".
Hoy os dejo este precioso poema de Miguel Ángel Mesa: "Cuando mis ojos se cierren"
"Cuando calle la brisa del atardecer
y la nostalgia se transforme
en presencia, cantadme,
no derraméis lágrimas
amargas, cadenciosas.
Recordad el amor
que soñé tanto poseer,
el que busqué cada día, sin reposo.
Cuando mis ojos se cierren
a la luz y su claridad,
al dulce sabor de la amistad,
sembrad de evocaciones mi ausencia,
la íntima intimidad
de nuestros corazones,
las confidencias y las risas
durante nuestras reuniones.
Cuando mis oídos no puedan reconocer
ya vuestras voces,
ponedme la canción del Cazador herido
de cariño y de ternura, sin posible olvido.
Cuando el silencio impida
la renovación del recuerdo,
despertaré vuestra memoria,
allí daré alas a la añoranza,
y encontraréis a un hombre
que quiso ser sonrisa,
caricia, pasión, brisa, lumbre,
un pedacito de tierra
dejándose fecundar
por el agua y el calor del sol,
savia, raíz, permanente anhelo."
(Miguel Ángel Mesa)
Precioso
ResponderEliminarAiara
Precioso
ResponderEliminarBesos desde el viejo Reyno
Aiara
Hermoso poema, gracias por compartirlo en esta entrada que tan serenamente nos acerca a este tema...un abrazo.
ResponderEliminarPrecioso poema que me ha conmovido. Cuando mis ojos se cierren solo deseo estar en paz con Dios y conmigo misma y entonces, creo no tendré miedo de la negra dama. Un abrazo desde El Maresme
ResponderEliminarQuien pudiera escribir y comprender tan bello el hecho de la muerte.
ResponderEliminarEs hermoso y pacificador.
Besucos
Gó