Llegó casi a la hora de rezar Vísperas. Aquel joven estaba desanimado. No veía nada. Le costaba rezar. Sin embargo, él deseaba seguir a Jesús. El Anacoreta le dijo:
- Quédate a rezar Vísperas con nosotros. En vez del Himno del día, rezaremos una oración de Brigitte Wolf especialmente para ti.
Entraron en el oratorio, y juntos rezaron este himno:
"Señor,
no consigo rezar,
no consigo dar gracias,
no consigo creer.
Tan sólo puedo intentar
mostrar mi amor
a todo ser humano que tiene necesitad de mí
y buscar la verdad y la justicia:
ésta es mi oración.
Tan sólo puedo intentar
permanecer al lado
de mi hermano
despreciado por los hombres
para que me desprecien con él:
ésta es mi acción de gracias.
Tan sólo puedo seguir buscando
incansablemente al alma que se ha perdido
bajo los escombros
de lo que debería haber sido tu imagen:
ésta es mi fe.
Señor, si me escuchas,
dame la fuerza
de rezar así,
de agradecer así,
de creer así".
El joven prosiguió en paz el resto del rezo de Vísperas, pensando que estaba más cerca de seguir a Jesús de lo que creía...
Yo creo que somos muchos en esta situación
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