"Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, y él se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Al momento se le quitó la fiebre y se puso a atenderlos.
Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron ante Jesús a todos los enfermos y endemoniados, y el pueblo entero se reunió a la puerta. Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba hablar a los demonios, porque ellos le conocían.
De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar apartado. Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús, y cuando lo encontraron le dijeron:
– Todos te están buscando.
Él les contestó:
– Vayamos a otros lugares cercanos a anunciar también allí el mensaje, porque para esto he salido.
Así que Jesús andaba por toda Galilea anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios."
En este evangelio se nos muestra con claridad el programa de Jesús. Una jornada dedicada a los hombres y unas oras de silencio dedicadas a la oración. Jesús cura, sana, expulsa demonios. Y Jesús busca unos momentos para unirse al Padre. Y todo esto lo hace abierto a todos. Él recorre toda Galilea curando y anunciando la Buena Nueva. Jesús nos quiere a todos, no sólo a unos pocos selectos. Él busca a todo aquél que sufre, que está abandonado, que necesita ayuda.
Si queremos ser de verdad sus discípulos, debemos dedicar nuestra vida a "curar" a los demás. A ser esperanza y alegría para los otros. Este debe ser nuestro día a día: servir, curar, orar. El Hermano Adriano me confesó que había conocido a personas estupendas, dedicadas a los demás, que un día abandonaban su labor alegando que estaban "quemadas". El me decía que gracias a la oración había podido continuar. Cuando todo lo veía negro recuperaba fuerzas en la iglesia del Pi o por la noche al regresar a la comunidad. Hoy se celebra también el día de la Campaña contra el Hambre en el Mundo. Como a Jesús, las necesidades de los otros no deben dejarnos indiferentes. Debemos hacer todo lo que podamos, por poco que sea, para ayudar a todas esas personas que viven sin ilusión, sin perspectivas de futuro, bajo el lindar de la pobreza. Sólo así seguiremos el programa de Jesús. |
domingo, 8 de febrero de 2015
EL PROGRAMA DE JESÚS
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Ahir vam veure un excel·lent reportatge sobre l'aprofitament d'excedents de peix: grups de voluntaris, a les costes de Bretanya i Normandia, preparen el peix que es llença a mar perquè no es vendrà, i el donen al Banc d'Aliments. Aquesta feina és lenta, massa, i veure com es llença menjar de tota mena fa encongir el cor.
ResponderEliminarQue tinguis bona setmana, Joan Josep.
El actuar en favor de los demás será difícil pero posible y uno se acostumbra a ello, lo que más cuesta es orar y más de una vez la acción anula a la oración.
ResponderEliminarLa acción para con los demás es más fácil que orar y en muchas ocasiones la acción por noble que sea anula a la oración.
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