La verdadera Fe no se acaba en creer unos dogmas. La auténtica Fe se traduce en nuestra vida, cambia nuestra vida. La verdadera Fe no la guardamos, sino que la mostramos al exterior. Es una Fe que se transmite y se comparte. Es un texto muy conocido, el Testamento Espiritual del padre Christian - Marie Chergé, prior del monasterio de Nuestra Señora del Atlas en Tibhirine (Argelia). Testamento que firmó con su sangre martirial:
"Si un día aconteciera - y podría ser hoy - ser víctima del terrorismo que actualmente parece querer alcanzar a todos los extranjeros que viven en Argelia, quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recordaran que mi vida ha sido donada a Dios y a este país...Al llegar el momento, querría poder tener ese instante de lucidez que me permita pedir perdón a Dios y a mis hermanos en la humanidad, perdonando al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera golpeado...De esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios porque parece haberla querido por entero para esta alegría, por encima de todo y a pesar de todo. En este "gracias", en el que ya está dicho todo de mi vida, los incluyo a ustedes, por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a ustedes, amigos de aquí, junto con mi madre y mi padre, mis hermanas y mis hermanos, y a ellos, ¡céntuplo regalado como había sido prometido! Y a ti también, amigo del último instante, que no sabrás lo que estés haciendo, sí, porque también por ti quiero decir este gracias y este a-Dios en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea dado volvernos a encontrar, ladrones colmados de gozo, en el paraíso, si así le place a Dios, Padre nuestro, Padre de ambos. Amén. Inch-allah."
Sigui quin sigui l'últim moment de la nostra vida, desitjo que per a tots, com escrivia Bach, "tanqui els meus ulls la teva mà suau." (Lied: "Anant amb tu")
ResponderEliminarUna abraçada, Joan Josep, que ara en tinc per dies a muntanya i quan torni, una operació (una més...)
Una gran Fe manifestada amb la seva propia sang.
ResponderEliminarGràcies Joan Josep per compartir aquest testimoni.
Una abraçada, Montserrat