Habéis oído que antes se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo os digo: No resistáis a quien os haga algún daño. Al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te demanda y te quiere quitar la túnica, déjale también la capa. Y si alguien te obliga a llevar carga una milla, ve con él dos. Al que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda a quien te pida prestado.
A nosotros nos parece justo lo de ojo por ojo y diente por diente. Nuestra justícia es la de "el que la hace la paga". Leemos este fragmento de hoy, nos parece muy bien, pero, en la práctica, seguimos con el ojo por ojo y diente por diente. Si algo nos cuesta en la vida, es perdonar. Decimos perdonar, pero en nuestro interior queda un resentimiento, que no borramos, contra aquella persona.
Lo que nos pide Jesús no es fácil. Debemos, sin embargo, esforzarnos por conseguirlo. Si nuestro objetivo es amar, no podemos llegar a él sin saber perdonar. Sin devolver bien por mal, que es lo que nos pide Jesús.
"En estos capítulos del evangelio de San Mateo (5-7) Jesús nos propone una nueva forma de vida, una manera distinta de vivir el amor que nos pide perdonar y olvidar. Ya no sirve el devolver en justicia, sino que Jesús nos pide el perdón total que excluye la venganza y el rencor, el odio y la violencia. Es el amor cristiano que se manifiesta de forma especial en la misericordia, como la expresión sublime de la santidad a la que Dios nos llama: “sed santos como yo soy santo”.
Jesús cambió las cosas y puso el perdón en el centro de la vida cristiana. Jesús enseña a sus discípulos a no devolver mal por mal, sino a responder al mal con la bondad, que se alejen de la mentalidad del “ojo por ojo, diente por diente” y superen el mal con el bien. Es fácil decir esto pero hacerlo… aunque ciertamente no es imposible.
Jesús pide a sus seguidores, a sus discípulos, que deben morir al yo en cada situación del día a día y en nuestras relaciones personales con los demás. Morir al yo significa:
- morir a los deseos de venganza y autodefensa, y dejar a Dios que juzgue rectamente en toda situación, pues Él lo ve todo y por eso que no se afanen por vengarse y defenderse a sí mismos, pues a su tiempo verán lo que Dios hace.
- morir a la soberbia y al orgullo: la tentación de rebelarse contra la autoridad divina y desobedecer a la Ley de Dios, al sentimiento de superioridad que lleva a menospreciar no solo a los demás, sino a actuar con soberbia menospreciando la autoridad divina.
- morir al egoísmo: sentimiento de poseer y no ceder por ningún motivo a lo que pienso que es mío (ejemplo la viña de Nabot que Ajab se apropia, 1ª lectura). Jesús nos enseña a prestar atención a las necesidades que podamos apoyar en un momento concreto dando generosamente según nuestras posibilidades.
El que sigue preocupado de sí mismo, de su imagen y reputación, de responder inmediatamente a ofensas y agravios, de estar siempre a la defensiva… no puede poner por obra estas enseñanzas de Jesús. Para avanzar por este camino hay que estar unido a Jesús y tener experiencia, muchas veces, de haber sido perdonado y limpiado de todos los pecados. Solo quien es perdonado, aprende a perdonar y a comprender los errores y debilidades de los demás."
(José Luís Latorre cmf, Ciudad Redonda)
"Hi han persones que no saben perdonar...perquè no hem après a estimar" J.F. Fund. Vidal i Barraquer.
ResponderEliminar