miércoles, 8 de enero de 2025

DADLES VOSOTROS



Al bajar Jesús de la barca vio la multitud, y sintió compasión de ellos porque estaban como ovejas que no tienen pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. Por la tarde, sus discípulos se le acercaron y le dijeron:
– Ya es tarde, y este es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a los campos y las aldeas de alrededor y se compren algo de comer.
Pero Jesús les contestó:
– Dadles vosotros de comer.
Respondieron:
– ¿Quieres que vayamos a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?
Jesús les dijo:
– ¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo.
Cuando lo averiguaron, le dijeron:
– Cinco panes y dos peces.
Mandó que la gente se recostara en grupos sobre la hierba verde, y se hicieron grupos de cien y de cincuenta. Luego Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, partió los panes y se los dio a sus discípulos para que los repartieran entre la gente. Repartió también entre todos los dos peces. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía llenaron doce canastas con los trozos sobrantes de pan y pescado. Los que comieron de aquellos panes fueron cinco mil hombres.

Los apóstoles, como nosotros, se dan cuenta de las necesidades de los otros, no tienen comida. Pero, como nosotros, no hacen nada. Jesús se lo dice con claridad: dadles vosotros de comer. Responden que se necesita mucho dinero. Lo mismo decimos nosotros cuando vemos el hambre en el mundo, los miles de emigrantes que nos llegan en pateras. Jesús nos demuestra que con lo poco que tenemos podemos alimentarlos a todos. Él no nos pide milagros. Los milagros los hace Él. Nos pide que demos lo que tenemos y Él hará el resto. Pero nosotros seguimos dando excusas o mirando hacia otro lado.
 

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