El evangelio de hoy es el del rico Epulón y el del mísero Lázaro. Epulón se condena y Lázaro se salva. Este evangelio ha servido para demostrar la existencia del infierno y que es eterno y lleno de llamas. Olvidamos así el principal mensaje, nos quedamos en el envoltorio literario de la parábola...Es como si tras la parábola del sembrador nos pusiéramos a hablar de los métodos de siembra, en lugar de reflexionar sobre el mensaje de las palabras de Jesús.
Aquí lo que se nos dice es claro y meridiano. O somos solidarios o no somos cristianos. El pecado del rico Epulón no es ser rico. Dios no nos quiere pobres ni miserables. Su pecado es que ni se entera de que Lázaro está a su puerta alimentándose de sus desechos, de sus migajas...Y todos los habitantes de nuestra sociedad occidental, o del Norte, si preferís esta denominación, somos ricos Epulones. Porque no nos hemos enterado de que mil millones de personas están, en nuestro mismo planeta, en la miseria; o porque, aunque nos hemos enterado, y esto es peor, miramos hacia otro lado, hacemos como que no nos hemos dado cuenta.
Nos escudamos en que es un problema político...Olvidamos que nosotros hemos elegido a esos políticos. Los de ahora y los de antes. Los unos y los otros. Mirad sus suledos y sus retiros. Quizá ha llegado el momento en que todos nos plantemos y exijamos que la globalización signifique igualdad de oportunidades para todos los habitantes del planeta. Quizá ha llegado el momento de que les digamos a nuestros políticos que, o se plantean seriamente cambiar este mundo, o las urnas estarán vacías en las elecciones. Quizá, seguro, ha llegado el momento de que nos planteemos qué vida llevamos cada uno de nosotros, cuantas cosas prescindibles atesoramos y nos pongamos a ser solidarios, de verdad, con los más cercanos: la escalera, el barrio, la ciudad.
Estaría bien empezar por lo que tenemos más cerca, si empezamos a prescindir de algo, aunque sea de algo pequeño y sin importancia, seguro que nos vamos dando cuenta de cuántas otras cosas están ocupando un sitio que a veces no nos deja ver lo que nos rodea y que nos está llamando a gritos
ResponderEliminarEs algo que llevo trabajándome ya hace algún tiempo, pero me está resultando más difícil avanzar de lo que yo pensaba
Un abrazo y felices sueños
Bueno, el ser humano suele ser contradictorio y bastante perezoso. Hacer aquello en lo que creemos, cuesta un esfuerzo y muy a menudo implica algún sacrificio... es más cómodo mirar hacia otro lado, responsabilizar a los demás de los problemas...
ResponderEliminarGracias por confrontarme.
Un Abrazo Joan
Mi comentario será corto:
ResponderEliminarTienes razón. Y es hora de que nos pongamos rojos de verguenza.
Un beso, ( es día de ahorro)
Gloria
Sí,ricos epulones que no miramos hacia los próximos¡¡
ResponderEliminarNo hay infierno de cada uno que no sea en la tierra .Cuánta ostentación hacemos cada dia cuando abrimos el grifo del agua para lavarnos las manos o un vaso?
Cuando ocurre esto,pienso en los que tienen que recorrer Km para encontrar un poco de agua sucia para beber.
Y sólo es un ejemplo leve que ahora traigo a la mente.
Somos o no cristianos?,somos o no personas?
Joan,a veces se me escapa de las manos..Tanta palabra pero pocos hechos.Me siento como árbol seco que no da frutos.
En lo que respecta a los políticos,de mi parte ,hace timepo que las urnas están vacías.
Que Dios nos bendigaa todos¡¡¡
Besucos
Gó
Lo que aquí se dice,es tan claro y meridiano ,que yo misma no puedo llamarme cristiana...
ResponderEliminarEsto me lleva a mirar hacía el alto estamento que representa a Jesús en la tierra.Los que tendrian que darnos ejemplo.
Mal lo hago con mis hijos ,si les digo que cumplan con las normas de tráfico(por ejemplo)y yo no respeto los stop
Pero como cada cual teine que responsabilizarse de lo suyo ,y no culpar a otro echando balones fuera,intentaré acercarme dentro de lo que el egoismo humano me deje a cumplir con sus palabras..
Un abrazo Joan ,en este tiempo de seismos(globales y particulares)
isa
Me ha gustado mucho el texto. Me parece que es una llamada a la responsabilidad individual. Si miramos entorno nuestro, corremos el riesgo de caer en la desesperanza. Pobres hay por todas partes, los políticos, tristemente, miran más sus propios intereses -poder, dinero, votos- que los intereses del pueblo al que gobiernan; la gente de la calle está desanimada -se nota-, se percibe miedo, inseguridad, individualismo... así que si miramos objetivamente el panorama podemos caer en la pasividad: hay tanto por hacer que ¡¡¡yo que voy a hacer!!!. Creo que los cristianos -o aprendices de cristiano, porque estamos siempre aprendiendo- tenemos que transmitir algo fundamental: la alegría, la esperanza...¡el Reino está ya entre nosotros!. y desde esa esperanza ser luz, a veces de 100 w. otras apenas una llamita, pero siempre luz: con nuestros vecinos, una sonrisa en el bus, una ayuda al pobre, al compañero que se queda en el paro, un diálogo cercano con alguien que lo necesita, acogida al inmigrante -ahora que con esta crisis todavía son más rechazados-. Si damos lo mejor de nosotros mismos a los demás, el mundo cambiará. Estoy convencida de ello. Así que ¡ánimo! y a trabajar desde nuestra pequeñez pero con la grandeza de Dios en nosotros. Un abrazo.
ResponderEliminarme gusto mucho el texto¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
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