Todos tenemos heridas que vamos acumulando a lo largo de los años. Están ahí, abiertas, sangrando, porque no las aceptamos. Negamos su existencia y no se cierran. Juzgamos con bastante claridad a los demás, pero nos cuesta conocernos a nosotros mismos. O nos creemos perfectos o pensamos que somos un desastre, pero rara vez somos objetivos.
Arrastramos heridas engañándonos y diciéndonos que todo el mundo las tiene, culpando a los demás de ellas, o, simplemente ignorándolas. Y la única forma de cerrar las heridas es reconociéndolas, aceptándolas...porque si negamos una parte de nosotros mismos creamos una ruptura en nuestro interior. Nos cuesta ser auténticos, huir de la mentira y quitarnos la máscara que nos hemos ido fabricando con los años...
El silencio, la oración, son momentos ideales para reconocer esas heridas, aceptarlas y hacer todo lo posible para cerrarlas.
Es cierto que con los años vamos acumulando heridas, algunas siguen sangrando en cuanto las rozas y, son tan profundas, que será difícil que dejen de hacerlo, otras se cerraron en falso y de vez en cuando hay algún que otro conato de infección y en el mejor de los casos, las que se cerraron del todo y sin problemas añadidos, si fueron muy profundas, seguro que dejaron alguna ciactriz para que no nos olvidemos de ellas
ResponderEliminarSon señales de que hemos vivido y seguimos haciéndolo y como tú dices, lo importante es asumirlas como propias
El silencio, la oración... cada vez más necesarios pero, ¡¡cuesta tanto conseguirlos!!
Un abrazo y feliz semana
Es cierto, que la Oración, ayuda a cicatrizar nuestras heridas del pasado y sobretodo a perdonar a quienes nos las hicieron.
ResponderEliminarGracias Joan Josep que Deu et beneixi.
Una abraçada, Montserrat
Muy buena la entrada. Sí, todos estamos heridos, ojalá nuestras heridas, nuestras llagas, llegaran a ser como las de Jesús, llagas florecidas.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha impactado la imagen del niño. ¡Vaya herida!.
ResponderEliminarYo tengo una bien gorda, pero ya va cerrando. La compañía y el Cariño de los que nos quieren hacen milagros.
Un Abrazo Joan.
Toda herida que "se precie de serlo" duele.
ResponderEliminarNos llevamos mal con el dolor.
Pero es simple, ¿cómo diría?, falta de buena información, de "buena educación".
Hace años, asistí (con mi mujer, claro está) a unas clases de "parto sin dolor". Lo primero que nos aclararon fue lo desafortunado de la traducción: "parto sin temor", eso deberíamos aprender y esperar. Pues los partos, naturalmente, suelen venir con dolor. Pese a ello, su fruto (naturalmente) es dulce.
En el amigo,
Al + Mc
Hace años me pasaron un libro: El arte de bendecir, creo que estaba en la editorial Sal Terrae. ¡No hago propaganda! Digo todo el bien que me han hecho a mí seis u ocho páginas que leí. No necesité más.
ResponderEliminarPersonalmente me ha ayudado mucho, mucho, mucho; A la vez la oración y la aceptación. Yo no puedo cambiar al otro pero YO SI PUEDO CAMBIAR DE MIRADA.
¡Y esto ocurrió hace unos años cuando ya no sabía cómo caminar con una herida de hacía años!
Bendecir, bendecir a esa persona o grupo o institución que te haya hecho daño. Como fruto maduro al cabo del tiempo, llegó y vivo en la Acción de gracias y la Bendición desde entonces.
Como siempre tus posts tienen enjundia, dirían los antiguos.
Un fuerte abrazo
Joan:
ResponderEliminarMuchas veces nos cerramos en el dicho, "de que el tiempo lo cura todo ", y nos olvidamos de cuararlas antes, a traves de nuestros sentimientos,o creencias, o en caso contrario de intentar cambiarlas.
Un abrazo
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarMuy bien expresado.
Mar
La herida del chiquilín me impresionó. Sí, todos tenemos heridas que hay que saber curar...y solamente estando conectados a nosotros mismos y viéndonos por dentro podemos decidir si las cerramos o las dejamos abiertas.
ResponderEliminarTe dejo un abrazote. Te ví ayer en una foto que colgó Hari en su blog. qué gusto de verte junto con ella y también con Soqui.
Joan, dejame poner una nota de color en las heridas:
ResponderEliminar¿ Cómo llegariamos al "otro" si no es siguiendo el rastro de sangre que va dejando su herida? ¿ Eh?
¿ Qué facultativo nos dice que estamos curados?
Un muakkkkkkkk fuerte
Las heridas duelen unas más que otras y al cabo del tiempo nuestro corazón tiene grandes cicatrices.
ResponderEliminarPero hay que aceptar y ante todo saber perdonar, pensar que nadie es prefecto y que nosotros también provocamos heridas.
Nadie es perfecto.
Un abrazo