El Anacoreta estaba haciendo la cama de su habitación y su joven seguidor lo observaba admirado.
- Haces la cama como si realizaras una obra de arte.
Rió el anciano y respondió:
- Si hacemos todas las cosas con nuestra máxima consciencia, haciéndonos uno con el gesto que ejecutamos, todo lo convertimos en oración.
Se sentó y prosiguió:
- Te contaré un cuento oriental: Dicen que un grupo de discípulos fueron a visitar a su maestro. Uno le dijo a otro: ¿Has venido a escuchar las enseñanzas del maestro? No - respondió el otro - Tan sólo he venido a ver como se ata las sandalias."
Guardó un rato de silencio antes de añadir:
- Esta sacralización del momento presente que es tan clara en la espiritualidad budista, lo es también en el cristianismo aunque lo olvidemos. La orden de Dios : Camina en mi presencia, ¿qué es si no? Y así lo entendieron aquellos maestros espirituales que nos animaron a hacerlo todo en la presencia de Dios. Y así lo dijo con gracia Teresa cuando afirmó: "Dios también está entre los pucheros".
Miró sonriendo al joven y concluyó:
- Atarse sandalias, hacer camas, hurgar entre pucheros...Todo es una perfecta oración, un momento sagrado, si lo hacemos conscientemente en presencia de Dios...
Estupendo Joan Josep.
ResponderEliminarLo más sencillo se convierte en Oración.
Como cuando cuidas a tus ancianos enfermos, también haces Oración, si lo hacer con cariño.
Una abraçada, Montserrat
Lo que tanto se dice sobre que solemos separar nuestra vida cotidiana de nuestras creencias, creo es cierto. No se puede ser coherente al cien por cien, pero hay que intentar que nuestras decisiones y actuaciones, desde las más pequeñas (que suelen ser la mayoría) hasta las más importantes estén en consonancia con nuestras convicciones. Una persona que actúa así vive una vida más plena porque la congruencia da paz y armonía.
ResponderEliminarSi la satisfacción, de un trabajo bin hecho, parece la sonrisa de un niño, cuando se ha hecho con el corazon. Una abraçada julio
ResponderEliminardesde luego yo he sido de la creencia cuando inicio algo que hay que intentar hacerlo bien porque hacerlo p'ná es tontería, reconozco que el ser así de crítica conmigo misma y exigente también conmigo misma sobre todo, hace que a veces me fustre cuando algo no sale como yo me he esforzado par que así sea pero también es cierto que siempre soy de las que reflexiono en que fallé y procuro remodelarlo a la siguiente ocasión.....
ResponderEliminarno se si tiene al final algo que ver con lo que aquí querías decir pero es lo que me ha provocado al leerlo joan...
un abrazo