El joven seguidor se quejaba de sentirse solo:
- A pesar de estar en la ciudad, rodeado de gente, siento que estoy solo.
El Anacoreta lo miró con ternura y le dijo:
- La soledad no se vence con la compañía, sino con la realidad.
Abrió el joven unos ojos como platos y repuso:
- ¿Acaso las personas que me rodean no son reales?
Rió con ganas el anciano mientras respondía:
- Sí o quizá no. Mira. En la montaña, frente a un paisaje, si te metes dentro de él, si te haces uno con él, no te sientes solo. Al contrario, sientes una plenitud inmensa y te parece estar acompañado por todo el universo...
Le miró a los ojos y prosiguió:
- Podemos estar rodeados constantemente de muchas personas, pero si no las hacemos reales para nosotros, si no dejan de ser "algo" y se transforman en "alguien" para nosotros, nos sentiremos las personas más solas del mundo.
Hizo una pequeña pausa antes de concluir:
- La batalla de la soledad se libra en nuestro interior. Si nos unimos a los demás, si los hacemos uno en nuestro interior...,nunca nos sentiremos solos.
Es la depresion que te hace sentir solo: pues ha medida que la vamos superando:va cambiando la prespectiva.Una abraçada
ResponderEliminarHola Joan Josep.
ResponderEliminarA veces se puede estar sólo en compañía y estar a gusto estando solo/a con uno/a mismo/a.
Y cuando pensamos en los seres queridos también nos sentimos acompañados.
Y cuando rezamos y meditamos, nuestra soledad se puede llenar del amor de Dios.
Una abraçada, Montserrat