El Anacoreta y su joven seguidor contemplaban una magnífica puesta de sol otoñal. El anciano exclamó:
- ¡Qué mal interpretamos el cielo! Cuando rezamos Padre nuestro que estás en el cielo...no estamos hablando de un lugar. Si Dios estuviera en el cielo sería inferior a él, porque estaría contenido en él. El cielo es un símbolo del mismo Dios. Dios no está, Dios es. Ese cielo que nos cubre es el símbolo de ese Dios que nos protege, que está sobre nosotros. El cielo está sobre todas las cosas, en todos los lugares. Y no hay más cielo en un sitio que en otro. No hay más cielo en el templo que en la oficina. Dios está en todas partes...
Miró sonriendo al joven seguidor y concluyó:
- Por eso decimos que al morir vamos al cielo. No vamos a un lugar. Vamos a hacernos uno en Dios...
Un Dios presente un Dios vivo. Hacernos uno en Dios
ResponderEliminarUn abrazo desde el viejo Reyno
Aiara
Bob día Joan Josep.
ResponderEliminarUnas pequeñas criaturas de Dios, unidos en Comunión con El.
Una maravilla.
Una abraçada, Montserrat
Muchas gracias, un gran abrazo.
ResponderEliminarLa frase final es la que te hace seguir con la luz encendida.
ResponderEliminarPero hay tantos momentos de "alejamiento"!!
Saludos
Gó