Era un joven culto. Estaba acabando los estudios en teología. Por eso le extrañó mucho al Anacoreta oírle decir:
- Yo cuando leo un libro que me produce dudas, lo dejo inmediatamente. Yo hago caso a lo que me enseñan mis maestros y me dicen mis superiores.
El Anacoreta se acercó a él y le dijo:
- Me parece que cometes un grave error. Lo peor que podemos hacer es dejar de dudar, de hacernos preguntas, de buscar. Esa es la única forma de avanzar en nuestros conocimientos y en adquirir verdaderas certezas. Negarse a reflexionar, agarrase al principio de autoridad, es condenarse a la pasividad frente a la vida.
El joven replicó:
- Sí, pero no puedo despreciar la experiencia de mis mayores.
El anciano lo miró con simpatía y contestó:
- Todos los maestros han sido alumnos y no se han convertido en meros repetidores. Porque se hicieron preguntas, porque dudaron de lo que le enseñaron, avanzaron y descubrieron nuevas cosas.
Se de tuvo un momento y concluyó:
- No te pido que caigas en la duda permanente. Te pido que no te quedes encerrado en tu verdad. Que reflexiones y busques la parte de verdad, que seguro tiene, aquél que piensa muy distinto a ti. Es un buen ejercicio dar la vuelta a lo que creemos y mirarlo desde el lado contrario. Haz de hacerte preguntas. Interrogando sobre tus dudas conseguirás avanzar en la verdad...
HERMOSA REFLEXIÓN, OJALA TODOS LOS TUVIERAN EN CUENTA, LO IMPORTANTE QUE ES CUESTIONAR, DUDAR, ARGUMENTAR, Y CURIOSEAR, PARA ADQUIRIR CONOCIMIENTOS, Y PARA CONSTRUIRSE COMO SUJETO. SALUDOS Y A SEGUIR REFLEXIONANDO:)
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