Tras la misa, de camino hacia casa, el Anacoreta comentó el evangelio con su joven seguidor:
- Rezamos tantas veces el padrenuestro, que corremos el riesgo de que se transforme en "palabras vanas", justo lo que Jesús deseaba que no fuera la oración.
Guardó silencio mientras cruzaban una calle con mucho tránsito y luego prosiguió:
- El padrenuestro es más que una oración. Es un plan de vida. Lo que pedimos no lo hemos de esperar de brazos cruzados, sino trabajar por alcanzarlo. Al rezar el padrenuestro estamos diciendo que hemos de transformar nuestra vida en una alabanza. Que hemos de luchar por el Reino, es decir, por un mundo en el que reine la justicia. Que debemos preguntarnos a cada momento cuál es la voluntad de Dios para intentar cumplirla. Pedir el pan de cada día, es comprometerse a compartir e intentar que nadie muera de hambre en el mundo. Debemos saber pedir perdón y para ello debemos de empezar por perdonar nosotros a todo el mundo. Es entonces cuando Dios nos librará de todo mal.
Hola ,hermano Joan:
ResponderEliminarComo a otros amigucos entro a dejarte mi presencia con un abrazo.Aún no escribo porque no quiero que en "dos" dias vuelva a ausentarme.
Hoy hablas del Padre Nuestro...esa oración así como las Bienaventuranzas son mi CREDO.
Me costó mucho aceptar la petición :"Hágase Tu voluntad..."porque no coincidía con la mía en determinados aspectos.Tal vez aún no lo he aceptado.
Gracias por todo¡.
Gó
Para mi el Padre Nuestro junto con el Magnificat, son mis oraciones, tanto al amanecer como al anochecer, aunque reconozco que a veces me cuesta tantísimo trabajo aceptar su voluntad o decir Si, cuando en realidad me gustaría más ir a mi aire. Y ahora que tengo un momento bajo, todavía me cuesta más. Gracias querido Anacoreta por estar siempre dispuesto a aclarar dudas. Un beso
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