El joven seguidor comentaba que llevaba un tiempo en que le parecía que Dios estaba ausente en su vida. No oía su voz como antes y todo era sequedad en su vida espiritual.
El Anacoreta lo hizo sentar frente a él. Y mirándolo con simpatía le dijo:
- El sentir el silencio, la ausencia de Dios no es necesariamente malo. Es más, es un signo de amistad. Toda amistad consta de un encuentro y de una separación. De una presencia y una ausencia. En cambio, entre dos personas que no se aman, no hay ni encuentro ni ausencia.
Sonrió levemente y continuó:
- Todos las personas de espiritualidad profunda, han tenido momentos en que sentían la ausencia de Dios. Esta ausencia puede ser el inicio de otro encuentro más profundo. María Magdalena ante el sepulcro vació, es el modelo de la persona que siente la ausencia en su corazón. Pero esa ausencia le permitirá hacer el encuentro con una presencia más profunda: la de Jesús resucitado.
Puso la mano sobre el hombro del joven y concluyó:
- No temas. Volverás a sentirlo presente y escucharás su voz en una dimensión más profunda. Lo que muchas veces creemos que es una puerta cerrada, es un puente hacia Dios.
Querido Joan: estoy en medio de ese puente y a veces me resulta muy duro seguir...las palabras del anacoreta como siempre me alientan en mi camino.¡Gracias!!!
ResponderEliminarMe viene muy bien esta reflexión a nivel personal, estoy pasando un momento digamos de "bajona espiritual y personal", mis hijas en paro, la salud de mi esposo tirando a mal, la mía un poquitín quebrada, quería abandonar el curso pastoral a mitad, pero bueno las conversaciones con mi párroco y con el vicario, me han ido allanando un poco el camino y he llegado al final. Espero que en estos días de introspección personal y descanso, me ayuden a encontrarme de nuevo con Él, como dice el Anacoreta. Gracias de corazón
ResponderEliminarTe visito casi a diario, aunque no siempre dejo comentarios.