El Anacoreta explicaba a su joven seguidor:
- La gente no entiende los votos religiosos, entre otras cosas, porque damos de ellos una imagen equivocada, cunado no, porque los hemos vivido mal.
Miró a los ojos del joven y prosiguió:
- Los hemos vivido como una renuncia personal y hemos olvidado su vertiente social.
Se detuvo un instante y se explicó:
- La pobreza no es sólo la renuncia personal a la riqueza. Pobreza es aceptar al otro tal cual es y no por lo que tiene. Pobreza es ayudar a los otros a descubrir que se puede vivir con sencillez y no buscando poseer y consumir. La castidad no es reprimir la sexualidad. Es colocar a Dios como centro de nuestro amor y así, amar a todos como lo hace Dios, especialmente a aquel que parece menos digno de amor. Obediencia no es renunciar a la propia voluntad, sino saber ver en el otro la voluntad de Dios. Es estar atentos a Dios, que nos habla a través de los demás.
Sonrió y concluyó:
- ¿No te parece, que, vistos así, la gente entendería los votos como algo incluso capaz de ser vivido en espíritu por el que no es religioso?
Mi inspirac ion se me fue, con el primer escrito y ahora devo de encontrar una nueva: y no es fácil.
ResponderEliminarEs poner las cosas en su lugar, se puede Amar a Dios,y servirlo igual siendo esposo y esposa:otra cosa es que quieras dedicarte ha la horacion y hacer vida de convento.
La sexualidad no es buena ni mala ES con la carne y debemos de asumirla indistintamente de la fe en Dios.Una abraçada