Sentados en la terraza contemplaban el estrellado cielo de una noche de verano. El Anacoreta dijo:
- En el Principito encontramos la célebre frase de Saint-Exupéry: "sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos". Es decir, que el Amor son los ojos de Dios y nosotros hemos de mirar las cosas con esos ojos. Si miramos las cosas y las personas con nuestros ojos, nos miramos a nosotros mismos, es una mirada egocéntrica.
Siguió mirando las estrellas y luego añadió:
- Mirar con los ojos del Amor es asombrarse ante la belleza e indignarse ante la injusticia. Esa mirada convierte el mundo en lugar de encuentro con Dios. Nos cuesta encontrar a Dios porque miramos con los ojos de la economía, del placer, del dominio...Así es imposible encontrarlo.
Creo que también tenemos que mirar con nuestros ojos, pero hay que hacerlo sabiendo VER. Si sabemos VER, corazón y ojos se unen y crean empatía con todo lo que nos rodea, ¡qué mejor forma de descubrir a Dios! Un abrazo
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