El anciano lo miró con simpatía y le dijo:
- Nos ocurre que confundimos entusiasmo y compromiso. El entusiasmo es como un fuego de pajas. Se enciende con gran fuerza, pero acaba enseguida.
Lo miró a los ojos y prosiguió:
- Eres joven y es normal que confundas el entusiasmo con el compromiso. Contempla la vida. Ella te señalará el camino. Cuando sepas cuál debes seguir, has de comprometerte a seguirlo con constancia. El entusiasmo es pasajero. El compromiso es para toda la vida. Sé que a los jóvenes de hoy os da miedo ese "para toda la vida". Pero no dudes de que si te comprometes en tu verdadero camino, iras encontrando las fuerzas, los puntos para rehacerte, las personas que te tenderán una mano y te ayudarán a seguir adelante...
Es muy importante empezar algo con fuerza y con entusiasmo, pero a veces al volcarse demasiado de golpe puede ocurrir que le suceda como al joven y se venga abajo demasiado pronto
ResponderEliminarSigo por aquí, pero como ves, muy a salto de mata
Un abrazo y buen día
Creo, vaya es mi humilde opinión, que el entusiasmo es el motor que nos mueve hacia el compromiso. De faltarnos el estímulo, algo ocurre y, cuántas veces encontramos que la razón que en un principio nos movió a decir "sí" se desvanece, porque nuestra COHERENCIA distingue que los valores a los cuales nos hemos comprometido nada tienen que ver con esa ilusión primera. Creo que el compromiso ahí se puede y se ha de RENOVAR para darle ese valor de VIVIR ILUSIONADO con FE y COHERENCIA ¿No le parece?. Los verdaderos compromisos no son inamovibles "para toda la vida", pese a cortar la raíz de los principios básicos de CONVERTIRNOS EN PERSONAS que crecemos en DIGNIDAD y AMOR, frente a nosotros mismos y por ende frente a los que tenemos cerca "los otros" ¿No le parece?
ResponderEliminarUn abrazo fraterno, Esther P.
Me gusta tu comentario. Lo que ocurre es que el entusiasmo se ha de alimentar. Conozco jóvenes entusiastas que un día te dicen que dejan el compromiso porque "están quemados". Ese RENOVAR del que hablas, si no parte de dedicar unos momentos que pueden ser de meditación o de oración, o de simple silencio y reflexión para el que no es creyente, no ayuda a hacer el compromiso cada vez más vivo. Un abrazo: Joan Josep
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