"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.
Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."
La afirmación de Jesús de que debemos amar a nuestros enemigos es ralmente única. Todos entendemos que debemos amar a nuestros amigos; pero, a aquellos que nos hacen daño ¿también?
Cuando Jesús nos pide que amemos al prójimo como a nosotros mismos, lo entendemos mejor, incluso lo llamamos la regla de oro. Y no nos damos cuenta del alcance de esta petición, porque nuestros enemigos también son nuestro prójimo. Todo hombre es nuestro prójimo.
Jesús nos pide que los amemos como nos amamos a nosotros. Amar al enemigo como si fuéramos nosotros, es ponernos en su lugar. Es olvidarnos, aunque sólo sea por un instante, del mal que nos hacen e intentar comprender sus razones. Nadie hace el mal gratuitamente. De la misma manera que nosotros encontramos con facilidad excusas para nuestros defectos, hemos de saber encontrarlas para los defectos de los demás.
Amar al enemigo no es reducirlo todo a mera sensiblería. Es saber perdonar, tender la mano. Es responder a la violencia con la no-violencia. Es saber superar el recuerdo de las heridas que nos han quedado y reconocer que el otro también lleva sus heridas.
Esto no es fácil. La primera lectura de hoy nos pedía ser perfectos como Dios es perfecto. Esto es una utopía. Es la meta hacia la que debemos dirigirnos, conscientes de nuestra debilidad. Es un camino a seguir. Porque la Verdad es el Amor. Todo lo demás son medias verdades.
"Amarnos los unos a los otros" en los tiempos que corren, parece una empresa bastante difícil, con revueltas que parecen auténticas guerras, injusticias, corrupciones, falta de humanidad..., pero siempre habrá que seguir intentándolo por lo menos en nuestros pequeños círculos.
ResponderEliminarUn abrazo y me alegro de que ya estés de nuevo por aquí, intento llamar
Jesús no lo pone fácil. La verdad, a veces es un poco desmoralizante...
ResponderEliminarMe alegro de tu retorno!
Hola, Joan Josep, feia temps que no et responia, i no és per falta de voluntat. A vegades la vida té moments una mica més difícils, però per això tenim els bons exemples.
ResponderEliminarUna abraçada.
Jo tampoc entro gaire. M'han operat un ull de cataractes i fins que no m'operin l'altre no veig bé l'ordinador i el que és pitjor, em costa llegir. Una abraçada: Joan Josep
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