"Os aseguro que si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, seguirá siendo un solo grano; pero si muere, dará fruto abundante. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre le honrará."
En realidad el grano de trigo no muere, se transforma. Bajo tierra, deja de ser grano para convertirse en planta, y así poder dar fruto.
Jesús nos invita a entregarnos totalmente. Lo que puede ser una muerte de nuestro yo, es la transformación en una vida que da fruto. Como Él hizo, entregándose totalmente en la cruz, nosotros debemos dar nuestra vida, día a día a nuestros hermanos. Sólo así conseguiremos cambiar este mundo en el Reino de Dios. Sólo así conseguiremos frutos abundantes. Nuestra sociedad hedonista no comprende el valor de la entrega. Pero sólo con la entrega conseguiremos que sea una sociedad mejor.
En realidad el grano de trigo no muere, se transforma. Bajo tierra, deja de ser grano para convertirse en planta, y así poder dar fruto.
Jesús nos invita a entregarnos totalmente. Lo que puede ser una muerte de nuestro yo, es la transformación en una vida que da fruto. Como Él hizo, entregándose totalmente en la cruz, nosotros debemos dar nuestra vida, día a día a nuestros hermanos. Sólo así conseguiremos cambiar este mundo en el Reino de Dios. Sólo así conseguiremos frutos abundantes. Nuestra sociedad hedonista no comprende el valor de la entrega. Pero sólo con la entrega conseguiremos que sea una sociedad mejor.
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