"Cuando Jesús recibió aquella noticia, se fue de allí, él solo, en una barca, a un lugar apartado. Pero la gente, al saberlo, salió de los pueblos para seguirle por tierra. Al bajar Jesús de la barca, viendo a la multitud, sintió compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. Como se hacía de noche, los discípulos se acercaron a él y le dijeron:
– Ya es tarde y este es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y se compren comida.
Jesús les contestó:
– No es necesario que vayan. Dadles vosotros de comer.
Respondieron:
– No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.
Jesús les dijo:
– Traédmelos.
Mandó entonces a la multitud que se recostara sobre la hierba. Luego tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, partió los panes, se los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía llenaron doce canastas con los trozos sobrantes. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños."
Cuando observamos las grandes necesidades que hay en nuestro mundo, tenemos la tentación de decir: sólo tenemos cinco panes y dos peces.
El evangelio de hoy nos enseña que son suficientes. Si sabemos compartir lo que tenemos cada uno de nosotros, habrá pan y pescado para todos.
El sábado veíamos a Herodes banqueteando con su corte, sin pensar en los demás. El resultado es la muerte de Juan. Hoy vemos a Jesús y sus discípulos compartiendo lo que tienen. El resultado es que todos comen. Solos no podemos nada. Con Jesús, con nuestros hermanos, seremos capaces de hacer una humanidad nueva, como nos pide el Papa Francisco.
Cuando observamos las grandes necesidades que hay en nuestro mundo, tenemos la tentación de decir: sólo tenemos cinco panes y dos peces.
El evangelio de hoy nos enseña que son suficientes. Si sabemos compartir lo que tenemos cada uno de nosotros, habrá pan y pescado para todos.
El sábado veíamos a Herodes banqueteando con su corte, sin pensar en los demás. El resultado es la muerte de Juan. Hoy vemos a Jesús y sus discípulos compartiendo lo que tienen. El resultado es que todos comen. Solos no podemos nada. Con Jesús, con nuestros hermanos, seremos capaces de hacer una humanidad nueva, como nos pide el Papa Francisco.
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