martes, 24 de enero de 2017

EL ANACORETA Y EL AEROPUERTO


El Anacoreta y su joven seguidor se encontraban en el aeropuerto de una gran ciudad. Continuamente aterrizaban y despegaban aviones de él. El anciano miró al cielo y dijo al joven:
- Mira, hay tanto tráfico, que varios aviones giran esperando el momento de aterrizar. Eso nos pasa a nosotros con las gracias de cada día.
El joven seguidor miró con cara de extrañeza al Anacoreta, sin saber a qué se refería.
- Sí, mira. Constantemente llegan gracias a nosotros: las palabras de un amigo, una noticia de la radio, un rayo de luz, una flor... Gracias que nos traen un mensaje y que nos pueden hacer crecer espiritualmente. Pero estamos tan ocupados, que no pueden llegar a nosotros. No reparamos en ellas.
Se detuvo, miró al joven seguidor y afirmó:
- La diferencia está en que, los aviones tarde o temprano aterrizarán en el aeropuerto. Las gracias, si no estamos atentos, pasan y no vuelven más.
Suspiró y concluyó:
- Hay demasiadas cosas que nos distraen...


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