sábado, 21 de enero de 2017

ODIADOS POR EL MUNDO



"Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completamente unidos, como tú y yo. Cuando estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura.
Ahora voy a ti; pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que yo tengo. Yo les he comunicado tu palabra; pero el mundo los odia porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal. Así como yo no soy del mundo, tampoco ellos son del mundo. Conságralos a ti por medio de la verdad: tu palabra es la verdad. Como me enviaste a mí al mundo, así yo los envío. Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad."

En Catalunya se lee hoy otro evangelio, porque se celebra la festividad de San Fructuoso obispo de Tarragona y Augurio y Eulogio, diáconos, martirizados por los romanos.
Jesús, en esta oración al Padre, nos pone en sus manos, bajo su protección. Sabe que seremos odiados y quizá martirizados por seguirle  a Él. Pide al Padre que nos proteja del mal. La muerte no es el mal. El mal es el odio, la falta de amor, el egoísmo. Jesús quiere que sigamos la Verdad de la Palabra, no las falsas verdades de este mundo, basadas en el poder y el dinero. Jesús vino al mundo para hacer el bien, para traer la salvación. Él nos envía a nosotros a hacer el bien, a salvar a nuestros hermanos. Los mártires dieron su vida para cumplir esta misión. 

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