A veces en nuestra oración nos sobran palabras. Pedimos, hablamos, reflexionamos...y nos olvidamos de escuchar. Olvidamos que el estar presente ya es oración. Como una pareja de enamorados que no se dicen nada, pero están bien el uno junto al otro. Como aquella anciana que pasaba tiempo en la iglesia, y cuando el sacerdote le preguntó qué rezaba, ella respondió: nada, yo le miro y el me mira.
Como nos dice la canción de Juan Luis Guerra: tan solo he venido a estar contigo.
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