"Al salir Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
– Sígueme.
Mateo se levantó y le siguió.
Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos cobradores de impuestos, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos:
– ¿Cómo es que vuestro maestro come con los cobradores de impuestos y los pecadores?
Jesús los oyó y les dijo:
– Los que gozan de buena salud no necesitan médico, sino los enfermos. Id y aprended qué significan estas palabras de la Escritura: ‘Quiero que seáis compasivos, y no que me ofrezcáis sacrificios.’ Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."
Hoy os dejo el comentario de Koinonia (Servicio Bíblico Iberoamericano):
"Mateo, llamado en el evangelio de Lucas, Leví, es un doble pecador
ante los ojos de la sociedad religiosa y civil de su tiempo. Por
tratarse de recaudar los dineros para Roma era considerado ladrón y
colaboracionista y por lo tanto un publicano e impuro. Pues a ese hombre
marcado y excluido Jesús lo llama para ser apóstol y cimiento de su
Iglesia. Se fija en las posibilidades ocultas de cada persona, da
confianza, cree en nosotros, en toda persona humana y quiere así mostrar
el amor incondicional del Padre y la cercanía y la misericordia de Dios
con los más alejados. Hoy se nos recuerda que la Iglesia no es el
pueblo de las personas virtuosas e impecables sino de los enfermos, los
excluidos y los pecadores. No puede haber Iglesia donde no se practica
la misericordia. Jesús desea que vinculemos su proyecto de esperanza
hacia nuestros hermanos rechazados. Ante Dios valen más los gestos
concretos de misericordia que un culto vacío."
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jueves, 21 de septiembre de 2017
EL DIOS DE LOS RECHAZADOS
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Jesús ens recorda que som d'ell, des de la debilitat...Pare Nostre
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