Sucedió que cuando Juan estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado. Y mientras oraba, el cielo se abrió, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma visible, como una paloma, y se oyó una voz del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido."
Acaba hoy, con el Bautismo de Jesús, el tiempo de Navidad. El texto empieza presentándonos a un Juan admirado, al que la gente le pregunta si él es el Mesías. Juan, haciendo gala de una gran humildad, no sólo dice que no, si no que se muestra indigno e ínfimo ante Él. Es la repetición de la idea que dábamos ayer. Si queremos que nuestro apostolado sea eficaz, debemos mostrar a Jesús, no mostrarnos nosotros.
También contemplamos a Jesús uniéndose, como uno más, al bautizo de Juan. Y nos ice el texto que, mientras oraba, bajó el Espíritu Santo sobre Él y el Padre lo proclama como su Hijo amado, como el elegido. A partir de este momento Jesús empezará su vida pública.
Si queremos recibir el Espíritu, debemos ponernos en situación para recibirlo: debemos orar, debemos unirnos a Dios. Así el Espíritu también descenderá sobre nosotros. El Espíritu de la paz, la fraternidad, del Amor. Es así como podremos hacer que el Reino empiece ya en esta tierra. Es en la oración donde podemos tener la experiencia de un Dios Padre-Madre que nos ama con ternura.
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però ve un que us batejarà amb l'Esperit Sant i amb foc. Ell és més poderós que jo, que no sóc digne ni deslligar les corretges de les sandàlies. Pare-Mare Nostre
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