sábado, 3 de agosto de 2019

PEDIR CABEZAS


Por aquel mismo tiempo, Herodes,a que gobernaba en Galilea, oyó hablar de Jesús y dijo a los que tenía a su servicio:
– Ese es Juan el Bautista. Ha resucitado, y por eso tiene poderes milagrosos.
Es que Herodes había hecho apresar a Juan, y lo había encadenado en la cárcel. Fue a causa de Herodías, esposa de su hermano Filipo, pues Juan decía a Herodes:
– No puedes tenerla por mujer. 
Herodes quería matar a Juan, pero temía a la gente, porque todos tenían a Juan por profeta. En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías salió a bailar delante de los invitados, y le gustó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle cualquier cosa que le pidiera. Ella entonces, aconsejada por su madre, le dijo:
– Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
Esto entristeció al rey Herodes, pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, mandó que se la dieran. Envió, pues, a que cortaran la cabeza a Juan en la cárcel. Luego la pusieron en una bandeja y se la dieron a la muchacha, y ella se la llevó a su madre.
Más tarde llegaron los seguidores de Juan, que tomaron el cuerpo y lo enterraron. Después fueron y dieron la noticia a Jesús.

A todos nos pasa como a Herodes. No aceptamos nuestros errores y pedimos cabezas. Alguien que pague por nosotros. Pero, como le ocurrió a Herodes, siempre surge alguien que nos recuerda la verdad. Pero, ¿aceptamos la verdad?¿La Palabra de Jesús cambia nuestras vidas o seguimos como Herodes sin cambiar? Errar es de humanos. Lo que debemos hacer es rectificar y cambiar nuestras vidas.
"Los poderosos y los acomplejados pueden endiosarse de tal modo que utilizan a las personas y van cerrando su corazón a Dios, al prójimo y a ellos mismos. La Palabra nos invita a tener cuidado con el "herodes" que todos llevamos dentro. Cuando se atreven a decirnos la verdad solemos, como Herodes, encerrar a esas personas mentalmente, ignorarlas y hasta declararles la guerra. Nos duele cuando la verdad no corresponde a lo que queríamos oír. Todos deseamos escuchar cosas buenas de nosotros, que nos alaben o reconozcan nuestras virtudes y bondades y por ello cuando no es así el orgullo y la soberbia hacen que nos defendamos y justifiquemos nuestros errores cuando somos criticados. El "Herodes" que nos habita nos impide hacer un examen de conciencia objetivo para ver lo que hay de verdadero en la crítica que recibimos. Es una señal de madurez saber escuchar con un corazón sereno lo que los demás tienen que decirnos, aunque duela. ¿Sabías que si eres incapaz de aceptar las críticas pierdes una oportunidad de crecimiento personal?" (Koinonía) 




1 comentario:

  1. "...Herodes, que gobernaba en Galilea, oyó hablar de Jesús y dijo a los que tenía a su servicio:
    – Ese es Juan el Bautista. Ha resucitado, y por eso tiene poderes milagrosos..."

    La força de la ressurrecció és capaç de generar miracles. Passa "pels nostres caps" que la Veritat ens ajudi a donar la vida pels altres?

    ResponderEliminar