El reino de los cielos podrá entonces compararse a diez muchachas que, en una boda, tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no tomaron aceite de repuesto; en cambio, las previsoras llevaron frascos de aceite además de las lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les entró sueño a todas y se durmieron. Cerca de medianoche se oyó gritar: ‘¡Ya viene el novio! ¡Salid a recibirle!’ Entonces todas las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dadnos un poco de vuestro aceite, porque nuestras lámparas van a apagarse.’ Pero las muchachas previsoras contestaron: ‘No, porque entonces no alcanzará para nosotras ni para vosotras. Más vale que vayáis a donde lo venden y compréis para vosotras mismas.’ Pero mientras las cinco muchachas iban a comprar el aceite, llegó el novio; y las que habían sido previsoras entraron con él a la fiesta de la boda, y se cerró la puerta. Llegaron después las otras muchachas, diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’ Pero él les contestó: ‘Os aseguro que no sé quiénes sois.’
Permaneced despiertos – añadió Jesús –, porque no sabéis el día ni la hora.
Si queremos encontrarnos con el Señor, debemos tener "nuestras lámparas encendidas". Son las lámparas del amor que necesitan el aceite de nuestra entrega a los demás para permanecer encendidas.
Las muchachas previsoras no fueron egoístas al no querer compartir su aceite con las descuidadas. Simplemente, el aceite que ilumina la lámpara del amor, la entrega, no se puede compartir. Cada uno ha de aportar su lucha por la justicia, su corazón abierto a las necesidades de los demás, su actuar solidario en el día a día. Con ese aceite, descubriremos que Él está aquí, junto a nosotros, en el otro, y nuestro amor será cada día más grande.
Las muchachas previsoras no fueron egoístas al no querer compartir su aceite con las descuidadas. Simplemente, el aceite que ilumina la lámpara del amor, la entrega, no se puede compartir. Cada uno ha de aportar su lucha por la justicia, su corazón abierto a las necesidades de los demás, su actuar solidario en el día a día. Con ese aceite, descubriremos que Él está aquí, junto a nosotros, en el otro, y nuestro amor será cada día más grande.
"...El reino de los cielos podrá entonces compararse..."
ResponderEliminarEn temps de desmesura, sempre els petits (les verges petites) encara donen resposta a un món d'estimar...no a un món "d'escollits". La humanitat, (Laudato si) es viu des del més petit al més ampli agermanament... sense "pensaments oceànics" (S.Freud) malaltissos, ni crisis d'escrúpols puntuals... Totes les "masses piquen"... Sabrem entendre la Paraula d'Ell?. Bon dia AMICS.