Cuando Jesús recibió aquella noticia, se fue de allí, él solo, en una barca, a un lugar apartado. Pero la gente, al saberlo, salió de los pueblos para seguirle por tierra. Al bajar Jesús de la barca, viendo a la multitud, sintió compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. Como se hacía de noche, los discípulos se acercaron a él y le dijeron:
– Ya es tarde y este es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y se compren comida.
Jesús les contestó:
– No es necesario que vayan. Dadles vosotros de comer.
Respondieron:
– No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.
Jesús les dijo:
– Traédmelos.
Mandó entonces a la multitud que se recostara sobre la hierba. Luego tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, partió los panes, se los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía llenaron doce canastas con los trozos sobrantes. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Ante la pobreza, la exclusión, la miseria...Jesús nos sigue pidiendo que les demos de comer nosotros. Aunque sólo tengamos cinco panes y dos peces, con la unión de todos podemos hacer desaparecer el hambre del mundo. No olvidemos que Jesús está con nosotros. Es el amor el que hará que cambiemos el mundo.
"Este texto nos muestra la misericordia del amor de Dios. La multiplicación de los panes aparece en todos los evangelios lo que muestra la importancia que tuvo en los primeros cristianos este acontecimiento. Siguiendo la lógica humana, lo que convenía era despedir a la gente para que fueran a buscar alimento a los pueblos cercanos pero Jesús enseña una lección, para ellos y para sus seguidores de todos los tiempos; cuando se comparte lo que se tiene, Dios se encarga de que alcance. Por muy grande que sean el sufrimiento y la necesidad en el mundo, siempre podemos aportar algo para aliviarlos y Dios se encargará del resto. Este milagro se produce por dos motivos: el pueblo deja sus seguridades para seguir a Jesús; es la desinstalación de la persona lo que posibilita el milagro, y, segundo, Jesús mira con compasión, su mirada compasiva le lleva a sentir con el otro. Nosotros sus discípulos somos invitados a ser intermediarios de la misericordia del Señor. ¿Tu seguimiento de Jesús te mueve al compromiso con el necesitado?" (Koinonía)
"...Al bajar Jesús de la barca, viendo a la multitud, sintió compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. Como se hacía de noche, los discípulos se acercaron a él y le dijeron:
ResponderEliminar– Ya es tarde y este es un lugar solitario. Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y se compren comida.
Jesús les contestó:
– No es necesario que vayan. Dadles vosotros de comer.
Respondieron:
– No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.
Jesús les dijo:
– Traédmelos.
Mandó entonces a la multitud que se recostara sobre la hierba. Luego tomó en sus manos los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, dio gracias a Dios, partió los panes, se los dio a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente..."
Per pur amor.