"Jesús miró a sus discípulos y les dijo:
- Dichosos vosotros los pobres, porque el reino de Dios os pertenece.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis satisfechos. Dichosos los que ahora lloráis, porque después reiréis.
Dichosos vosotros cuando la gente os odie, cuando os expulsen, cuando os insulten y cuando desprecien vuestro nombre como cosa mala, por causa del Hijo del hombre. Alegraos mucho, llenaos de gozo en aquel día, porque recibiréis un gran premio en el cielo; pues también maltrataron así sus antepasados a los profetas.
Pero ¡ay de vosotros los ricos, porque ya habéis tenido vuestra alegría!
¡Ay de vosotros los que ahora estáis satisfechos, porque tendréis hambre!
¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque vais a llorar de tristeza!
¡Ay de vosotros cuando todos os alaben, porque así hacían los antepasados de esta gente con los falsos profetas!"
Hemos leído tantas veces las bienaventuranzas, que ya no nos llaman la atención. Sin embargo, su contenido, es precisamente todo lo contrario de lo que pensamos y buscamos en nuestra sociedad. Buscamos dinero, poder, prestigio, fuerza...Jesús nos indica que ahí no está la felicidad. Felices son los que no tienen nada, los excluidos, los perseguidos...¿Nos damos cuenta del alcance de estas palabras? Ellos son los preferidos en su corazón. Si de verdad meditáramos este evangelio, nuestras vidas tendrían que cambiar radicalmente. Sin embargo no lo hacemos y seguimos empecinados en despreciar a los pobres y marginados. Y nosotros los ricos, los poderosos, los prestigiosos, somos desgraciados, porque somos culpables, con nuestra forma de vida, de la pobreza, de la marginación, de la desgracia de la mayoría. Este texto, si de verdad queremos ser discípulos de Jesús, debería removernos y cambiar totalmente nuestras vidas. Tenemos palabras para los pobres, pero, ¿dónde están nuestras acciones? |
miércoles, 11 de septiembre de 2019
PALABRAS DURAS
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"Jesús miró a sus discípulos y les dijo:
ResponderEliminar- Dichosos vosotros los pobres, porque el reino de Dios os pertenece.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis satisfechos. Dichosos los que ahora lloráis, porque después reiréis.
Dichosos vosotros cuando la gente os odie, cuando os expulsen, cuando os insulten y cuando desprecien vuestro nombre como cosa mala, por causa del Hijo del hombre. Alegraos mucho, llenaos de gozo en aquel día, porque recibiréis un gran premio en el cielo; pues también maltrataron así sus antepasados a los profetas.