En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió."
"Vivir, trabajar o relacionarnos a partir del amor nos invita a no ser personas mercantilistas ni calculadoras, sino incondicionales y entregadas. En un mundo en el que no todas las personas son valiosas o importantes, estamos comprometidos a amar y servir desinteresadamente. Mucha gente se sorprende cuando recibe un gesto de amor sincero, reconociendo que el amor sí existe. Quien sigue los valores del Reino de Dios y su justicia se capacita para la gratuidad del amor, pero también podrá experimentar el desprecio y la incomprensión. Pensemos en todas las personas excluidas y maltratadas porque piensan diferente y buscan caminos alternativos de vida. Jesús mismo nos invita a no excluir ni marginar sino a cuidar y proteger; además, nos pide no diluirnos en las masas adormecidas de este mundo consumista sino a vivir con valentía el Evangelio, aunque esto implique rechazo y persecución. Necesitamos ser Iglesia guiada por el Espíritu, fuerza que no sólo impulsa acciones misioneras, sino que frena todo aquello que atenta contra la vida." (Koinonía)
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