sábado, 30 de marzo de 2024

EL SILENCIO DE DIOS

El Sábado Santo siempre me hace reflexionar sobre el silencio de Dios, su ausencia. No hay misas en nuestras iglesias y los altares están sin revestir. Y la puerta del Sagrario está abierta, porque dentro no hay nada.
Pienso en lo que debían sentir los discípulos tras la muerte de Jesús, refugiados en el cenáculo. 
Nosotros, estamos convirtiendo la sociedad occidental en un mundo sin Dios. En nombre de la libertad lo apartamos de la vida pública y como máximo, lo reducimos a la intimidad. Él, que nos mostró que debemos vivirlo en comunidad. Él, que nos enseñó que lo encontramos en el otro. Él, que nos dijo que está en el pobre, en el hambriento, en el sediento, en el perseguido, en el ignorado...No es de extrañar que estemos rodeados de guerras y violencias, si consideremos al otro, no como alguien  que lleva a Dios en su corazón y nos acerca a Él, sino como un competidor, como un enemigo.
Ojalá el silencio, la reflexión de este dia nos lleve al Oficio de la noche de hoy, no como una ceremonia, sino como el descubrimiento de la Comunidad, del Amor al otro, de la Entrega, que es el camino para llegar a Dios.

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