domingo, 15 de septiembre de 2024

¿QUIÉN ES JESÚS?

 


Después de esto, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el camino preguntó a sus discípulos:
– ¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos contestaron:
– Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que eres Elías, y otros, que eres uno de los profetas.
– Y vosotros, ¿quién decís que soy? – les preguntó.
Pedro le respondió:
– Tú eres el Mesías.
Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie.
Comenzó Jesús a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderle. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro diciéndole:
– ¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.
Luego llamó Jesús a sus discípulos y a la gente, y dijo:
– El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y del evangelio, la salvará.

"Al mirar a Jesús, vemos que está siempre en movimiento. Y los Discípulos moviéndose con Él. Podríamos decir que, dentro de ese camino, estamos a la mitad del programa de formación de sus Discípulos. Como si de un examen se tratara, primero les pregunta sobre lo que la gente piensa de Él. Es una forma suave de entrar en materia, antes de llegar a la pregunta importante: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Repetir lo que otros piensan no compromete demasiado. A los Apóstoles, tampoco. Juan Bautista, Elías, alguno de los profetas… Citar es fácil, pero lo principal es llegar a aclarar quién es Jesús para mí. Y no solo lo que hemos leído en algún libro, lo que hemos visto en una película o en otro lugar. Pero en el tú a tú con el Señor no vale más que la verdad, y la verdad compromete. Pedro le definió y negó. La idea que tenía en su cabeza era la de un Reino de Dios en la tierra, instaurado en poco tiempo y por la fuerza. Tomás dijo “Muramos por Él… Por eso estamos sólo a mitad del Evangelio, a mitad de la formación. Todavía quedan muchas cosas por aprender. Por ajustar.
Para responder personalmente a la pregunta de Jesús, podemos plantearnos algunas cuestiones. Sería bueno intentar responder desde el corazón, sin tópicos, siendo sinceros con Él, porque al engañarle, en realidad nos engañamos a nosotros mismos.
Por ejemplo, ¿cuenta mucho Cristo en mi vida diaria? ¿O le tengo “encerrado” en el templo? ¿Entra en mi comedor, en mi oficina, en mi aula…? ¿Se nota que soy creyente en mi entorno habitual?
¿Lo siento cercano, como a un miembro de mi familia o a un amigo? ¿Me esfuerzo en hablar con Él, por la mañana, por la tarde, por la noche? ¿Siento que me acompaña en mi caminar por la vida?
¿Me pongo en su presencia antes de tomar alguna decisión, personal, familiar, parroquial? ¿Dejo que Él juegue algún rol en esa toma de decisiones? ¿Me pregunto qué haría Jesús, antes de decidir lo que debo hacer?
Leyendo los Evangelios, encontramos muchos “quienes”. La gente se pregunta “¿quién es éste que doma la tempestad?”; “¿quién es éste para perdonar los pecados?”; “¿quién es éste que derrota a los demonios?”; “¿quién es éste que habla con esa autoridad?” Hay muchos, sí, pero el más importante es “¿quién es el Señor para mí?”
Él es el Mesías. Ojalá podamos personalizar, concretar esa respuesta, diciendo que es la persona sin la que no puedo vivir, o la persona por la que podría dar mi vida, lo más importante para mí… Esa es la respuesta que Cristo espera de mí. ¿Qué contestación le voy a dar?"
(Alejandro Carvajo cmf, Ciudad Redonda)

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