Se sentó un joven junto al Anacoreta y le comentaba:
- Todos hablan de ricos y pobres al comentar el evangelio de hoy. Si los que lo comentan trabajan con pobres y marginados, cargan las tintas contra los ricos...Si el que lo comenta está en una parroquia o un colegio rico, habla inmediatamente de que se puede ser rico y pobre de espíritu...Me parece que desvirtuamos lo que quiso decir Jesús...
El Anacoreta lo miró con simpatía y dijo:
- Sí. Las cosas no son tan simples. Ni el pobre es bueno por ser pobre, ni el rico es malo por ser rico.
Hizo una pausa y prosiguió:
- Olvidamos a menudo el momento y el ambiente en que hablaba Jesús. En hebreo pobre es anaw. Tiene un sentido más profundo que el de no tener dinero. Abarca a todos los que sufren carencias, a los que no tienen salud, prestigio social, belleza, conocimientos, aprecio, libertad...Y todo eso unido a la Confianza en Dios. Pobre es el carente que se pone y se sabe en manos de Dios. Por eso la mayoría somos ricos y por eso los apóstoles se asustaron y preguntaron quíen se salvaría entonces...
Sonrió al joven y dijo:
- Sólo si admitimos nuestra debilidad, nuestras carencias. Sólo si sabemos compartirlo todo. Sólo si nos dejamos caer en sus manos con una confianza total...seremos salvos. Nosotros ciframos la perfección en el cumplimiento de la ley, en el seguimiento exacto de los ritos y normas...y Dios quiere nuestros corazones, nuestra entrega. Y sólo Él puede ayudarnos a ello...
El joven miró con amargura al anciano y añadió:
- Pero, en ese caso no seré nadie en la sociedad. Todos me mirarán con desprecio...Dirán que soy un fracasado...
Y se fue lleno de tristeza, porque tenía muchos proyectos para el futuro...
Quizás solo se trate de ser una expresion de EL. Independientemente de nuestras circunstancias externas.
ResponderEliminarBesote, Joan.
Hari
Estaría bien que se inventara, si aún no existe, una nueva palabra que fuese el equivalente a "anaw". Que se llenase de significado y que fuese vigente. Creo que, efectivamente, en nuestra sociedad somos tan pobres de espíritu, tan faltos en valores, que catalogamos como pobres solamente a los que carecen de bienes materiales, sin tener en cuenta nada más. Qué difícil dejar de lado la soberbia y admitir nuestras debilidades internas...!
ResponderEliminarCreo que el joven de tu entrada necesita un abrazo muy fuerte del anciano.
Yo te mando otro para tí, aunque tu no lo necesites.
EL Jesús en el que yo creo,desea esa pobreza que es la humildad,que no la sumisión,la entrega,que no el servilismo,la belleza,que no la guapura.....
ResponderEliminarHAy algo que al "pobre" no se le ha enseñado,y es a que el dia que deja de serlo,no comportarse como los "ricos".Existe en algunos "pobres"un deseo de venganza y eso no es lo que el Hijo del Hombre vino a mostrar.
Y como sus bienaventuranzas(para mí el compendio de SU palabra)bienaventurados los po¡bres de espíritu....Los manos...los Limpios de corazón..
Besucos de paz
Gó
Es muy fácil decir que tenemos confianza en Dios, que nos ponemos en sus manos, pero cuando eso supone un compromiso mayor a lo que significan las simples palabras..... más de una vez nos damos media vuelta asustad@s, no resulta nada fácil decir adiós a todo lo que ha significado y significa nuestra vida
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día del Pilar
Soqui
"Lo poseen todo, puesto que nada quieren". Lo dijo Santa Teresa, ricos somos cuando somos capaces de vivir con nada más que lo que cada día Diós nos regala.
ResponderEliminarDifícil, cierto, Teresa de Jesús, sabía mucho.
Un enorme abrazo a mi regreso de un retiro en la maravillosa compañia de la Trapa.
Aiara