El joven seguidor preguntó al Anacoreta:
-¿Cuál es el camino de la felicidad?
Sonrió el anciano y, tras un rato de reflexión, respondió:
- Los hombres siempre nos hemos hecho estas preguntas. ¿Cuál es el camino de la felicidad? ¿Cómo vencer las crisis que se nos presentan a lo largo de la vida? ¿Cómo encontrar la paz y la libertad interior? Y muchos hombres han intentado dar la respuesta. Sabios, místicos, maestros espirituales...Sin embargo seguimos andando bastante despistados, sin acabar de encontrar el camino.
Se detuvo, mientras contemplaba por la ventana la gran luna llena que lucía aquella noche. Luego prosiguió:
- En ese camino coinciden Jesús y las religiones orientales. Una leyenda hindú cuenta que los dioses, cansados de ver cómo el hombre malgastaba su divinidad, decidieron esconderla. Tras mucho buscar decidieron esconderla en el único lugar en el que el hombre no buscaría: en su interior. Jesús nos dice que el Reino es un tesoro escondido.
Volvió a sonreír y concluyó:
- Tienes que buscarla donde menos te imagines. Y ese lugar es tu interior, tu corazón. Como vivimos volcados hacia fuera, no la encontramos. ¡Ah! Y has dicho bien. La felicidad es un camino. Nunca acabarás de encontrarla. Pero si la buscas en tu interior, ese camino será un camino de paz y de esperanza, no de desilusión y angustia, como el del que la busca en el exterior...
Y se fueron a rezar Completas...
¡Jesús decía cosas tan hermosas! yo espero seguir en mi lucha por llegar a ella desde mi interior, aunque como bien dice el anacoreta, nunca acabamos de encontrarla
ResponderEliminarPotser abans de cercar-la hauríem de tenir clar què és la felicitat, oi? I què és per a cadascú de nosaltres, sense voler universalitzar-la, sense voler copiar el sigificat que pot tenir per als altres... Només així potser ens adonaríem que moltes vegades l'hem tinguda més a prop del que ens pensàvem.
ResponderEliminarUna abraçada!
Muy buena reflexion, magnifica! Bendiciones!
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