"Llamó a los doce discípulos y comenzó a enviarlos de dos en dos,
dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. Les ordenó que, aparte de un bastón, no llevaran nada para el
camino: ni pan ni provisiones ni dinero. Podían calzar
sandalias, pero no llevar ropa de repuesto. Les dijo:
– Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis
del lugar. Y si en algún lugar no os reciben ni quieren
escucharos, salid de allí y sacudíos el polvo de los pies para que les sirva de advertencia.
Entonces salieron los discípulos a decir a
la gente que se volviera a Dios. También expulsaron
muchos demonios y sanaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite."
Jesús envía a sus discípulos. Un discípulo no es solamente un seguidor, también es un enviado. Y no los manda a predicar, a hacer proselitismo. Los manda a aliviar a las personas del mal, que es acercarlas a Dios. (Les da autoridad sobre los espíritus impuros). Expulsar demonios y sanar enfermos. En definitiva: a llevar la Vida a los demás. Y les da unos consejos muy claros de cómo deben actuar. En estos tiempos de nuevas evangelizaciones, deberíamos meditarlos y traducirlos a nuestra actualidad. Lo que Jesús viene hoy a decirnos, es que la manera de hacer que la gente vuelva a Dios, es sobre todo con nuestra vida, no con nuestras palabras. Con la sencillez de quien se deja en manos de Dios y no de quien busca poder, fuerza, influencia...Evangeliza más el joven que dedica su tiempo a un grupo de disminuidos, dando refuerzo escolar a inmigrantes, acompañando unas horas a ancianos solitarios, que las campañas eclesiales realizadas a bombo y platillo. La mejor manera de hablar de Dios, es aliviando a los demás del mal, de la injusticia, de la enfermedad. No se trata de imponer nada. Si no nos quieren recibir, pues nos vamos a otro sitio, a otras gentes...
Estamos demasiado preocupados por los medios. Nos importa en exceso la influencia y buscamos apoyo de los fuertes. Y Jesús nos dice que nos sobran muchas cosas. Que hemos de evangelizar sin equipaje. El amor, la entrega, la sencillez...esas han de ser nuestras maletas.
Estamos demasiado preocupados por los medios. Nos importa en exceso la influencia y buscamos apoyo de los fuertes. Y Jesús nos dice que nos sobran muchas cosas. Que hemos de evangelizar sin equipaje. El amor, la entrega, la sencillez...esas han de ser nuestras maletas.
Gracias, no sé es tan dificil estar con las manos vacia y dar vida desde allí, gracias un gran abrazo.
ResponderEliminarSoledad, no se trata de estar con las manos vacías...Se trata de estar en las manos de Dios y no creer que el dinero, el poder, los medios, son los que harán la evangelización exitosa. Se trata de poner en las manos nuestra vida, de entregarnos totalmente. Un abrazo:Joan Josep
ResponderEliminarHola Joan Josep.
ResponderEliminarSomos las herramientas de Dios.
Pero a veces estas herramientas están un poco oxidadas y hemos de rezar para que El nos renueve y nos limpie este óxido, para poder seervirle.
Una abraçada, Montserrat