Por tener que asistir a unas reuniones, hasta el lunes no podré publicar nada en el blog.
Hoy os dejo este poema-plegaria de Ernst Eggman. Su provocación nos debe hacer reflexionar sobre las sutiles tentaciones que podemos encontrar disfrazadas de espiritualidad. La tentación de encerrar a Dios en una trampa. Pero sólo debemos caer en una trampa: ÉL. Lo demás es idolatría teológica.
"Donde huela a dios yo no te busco
los hombres te han tendido trampas
y éstas se han disparado
ahora te retienen en templos y textos,
te tratan de tú se sientan contigo a la mesa,
entrechocan los vasos, beben vino,
hacen contratos de seguros,
tú firmas,
por todas partes hay trampas divinas,
te seducen con candelas, frases y tocino,
doradas trampas, divinas y ruinosas,
altares antiquísimos dispersos hace tiempo por el viento
fosilizadas imágenes
fosilizadas palabras, fosilizadas
cruces, criptas y constelaciones,
lugares de peregrinación en el cosmos.
Donde huela a dios paso de largo,
sé que esquivas todas las trampas,
incluso las manos y las palabras orantes.
Sé que tú eres en nosotros,
que nos tienes presos en ti.
Sólo esto sé,
tú eres la trampa".
Hola joan Josep.
ResponderEliminarA veces utilizamos el nombre de Dios en vano.
Hace reflexionar este Post porque parece contradictorio.
Una abraçada, que passis uns bons díes, Montserrat
Han pasado días sin encontrarnos. Hoy me reencuentro contigo y te deseo ánimo para seguir en tu misión de profeta, enfermero y apóstol. Un abrazo.
ResponderEliminarEs muy vello
ResponderEliminarY en lo sencillo LE encontraremos......
ResponderEliminarUn abrazo
Gó