Lo dijo ayer el Papa Francisco en su mensaje de Navidad: "Hay muchas lágrimas este año junto a las lágrimas del Niño Jesús."
Y es que no podemos olvidar las lágrimas cercanas y las lejanas a nosotros. La gente que se pone a llorar cuando oye decir que la crisis ha acabado y ellos están a punto de ser deshauciados. La gente, que "aunque sabe cocinar", sigue acudiendo a los comedores sociales. La gente que sigue durmiendo en la calle...Las personas que viven en países azotados por el Ébola. Los perseguidos en Irak, Afganistán, Pakistán, Siria cristianos o musulmanes, porque no piensan como el Califato. Los Palestinos de Gaza que no pueden volver a su casa, porque la han destruido. Los olvidados de conflictos que siguen en marcha, pero ya no salen en los medios de comunicación. Las personas que se sienten solas o que por primera vez encuentran a faltar en estas fiestas a alguien muy próximo...
Estas y muchas más, son las lágrimas que acompañan a las de Jesús en el pesebre. Y no podemos mirar para otro lado, porque poco o mucho, algo podemos hacer para enjugarlas......
Cuanta razón tienes, como la tiene el Papa Francisco. No tienen razón los políticos de tres al cuarto que se jactan de que la crisis se ha superado, ni los políticos que no hacen todo lo posible para parar los conflictos internacionales o por lo menos paliarlos. Claro que con el fanatismo islámico del Califato hemos topado, como también hemos topado con la intransigencia de Israel...
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