martes, 1 de septiembre de 2015

EL PODER DE LA PALABRA


"¡Cállate y deja a ese hombre! Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo delante de todos y salió de él sin hacerle ningún daño."

Los judíos se extrañaban porque Jesús hablaba con autoridad. La Palabra de Jesús no era una palabra cualquiera. Era una Palabra que tenía la fuerza de quitar el mal.
En el Evangelio el demonio simboliza el mal. Un endemoniado es aquel que lleva el mal en su corazón. Jesús liberó a aquel pobre hombre del mal que anidaba en su corazón, con el poder de su Palabra. Por eso es importante que meditemos esa Palabra. Ella irá quitando poco a poco, ese mal que todos llevamos en nuestro interior. 

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