"¿Cómo es que vuestro maestro come con los cobradores de impuestos y los pecadores? Jesús les oyó y dijo: Los que gozan de buena salud no necesitan médico, sino los enfermos. Id y aprended qué significan estas palabras de la Escritura: Misericordia quiero y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."
Jesús acaba de llamar a Mateo y come en su casa con sus amigos, recaudadores de impuestos como él. Los fariseos, los que se creen justos, se escandalizan. Nosotros sabemos que todos somos pecadores. No hay nadie perfecto. Por eso todos estamos llamados a dejarnos amar por Jesús. Y también estamos llamados a acoger a todos. Lo que Jesús quiere no son sacrificios, sino que amemos a todos, que los aceptemos, que les ayudemos a crecer. Jesús nos pide un corazón abierto como el suyo.
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