"Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres. Sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, le haré justicia, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia."
Jesús nos cuenta la parábola del juez corrupto, que hace justicia a la viuda para sacársela de encima. Lo que pretende enseñarnos no es que insistamos en nuestra oración hasta que Dios se canse de nosotros, sino que, si un juez corrupto hace justicia, con más razón un Dios que es amor y misericordia. Se trata de una lección de confianza. Siempre debemos confiar, porque Él nunca nos abandona.
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