"Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra, las naciones estarán confusas y angustiadas por el ruido terrible del mar y de las olas. La gente se desmayará de espanto pensando en lo que ha de sucederle al mundo, pues hasta las fuerzas celestiales se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, animaos y levantad la cabeza, porque muy pronto seréis liberados.
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Tened cuidado y no dejéis que vuestro corazón se endurezca por los vicios, las borracheras y las preocupaciones de esta vida, para que aquel día no caiga de pronto sobre vosotros como una trampa; porque así vendrá sobre todos los habitantes de la tierra. Permaneced vigilantes, orando en todo tiempo para que podáis escapar de todas esas cosas que van a suceder, y para que podáis presentaros delante del Hijo del hombre."
Pero para ello debemos permanecer atentos, vigilantes. Nuestros corazones deben estar alejados del egoísmo, del placer que olvida al necesitado, de una vida insolidaria. Debemos aprovechar este Adviento para despertar de nuestra tibieza; para despertarnos al amor y a la solidaridad. Preparar nuestros corazones para la Justicia que llega, y, para ello, debemos empezar por ser justos nosotros. Hoy empezamos un camino que nos llevará frente a un Niño acabado de nacer en un establo. Un camino que nos ha de llevar frente al necesitado, al pobre, al refugiado...Pero hemos de estar despiertos para saber ver en ellos al Jesús que viene a traer la Paz y la Justicia a esta tierra. |
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