"Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:
– ¿Eres tú el Rey de los judíos?
Jesús le dijo:
– ¿Eso lo preguntas tú de tu propia cuenta o porque otros te lo han dicho de mí?
Le contestó Pilato:
– ¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús le contestó:
– Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Le preguntó entonces Pilato:
– ¿Así que tú eres rey?
Jesús le contestó:
– Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan."
Jesús responde con claridad a Pilato, que el es rey, pero que su Reino no es de este mundo. Él es rey de la verdad y de la justicia. Vino para decirnos que la verdad no es el poder, ni la violencia, ni la riqueza...Él vino a curar, a hacer andar, a devolver la vista, a salvar... Y si queremos ser sus discípulos, si queremos pertenecer a su Reino, debemos gritar muy claro esa verdad, con nuestras palabras, pero, sobre todo, con nuestra vida.
La vida de sus discípulos ha de ser una vida dedicada a luchar contra la injusticia. Una vida solidaria. Una vida que no calle ante la mentira.
Los discípulos debemos hacer un examen de conciencia y reflexionar sobre qué hay de verdad y de mentira en nuestra vida. Si nuestro Reino es el de los pobres, el del amor, el de la justicia, o es el reino del dinero, del poder, de la comodidad.
Esta semana acabamos el tiempo litúrgico Ordinarios. El próximo domingo será el 1º de Adviento. Ahí tenemos la ocasión para prepararnos a recibir ese Rey, que nacerá abandonado de todos y perseguido por el rey del mundo. Un Rey que hemos de acoger en nuestro corazón. Un Rey que es el pobre, el hambriento, el ciego, el paralítico...el OTRO.
Jesús responde con claridad a Pilato, que el es rey, pero que su Reino no es de este mundo. Él es rey de la verdad y de la justicia. Vino para decirnos que la verdad no es el poder, ni la violencia, ni la riqueza...Él vino a curar, a hacer andar, a devolver la vista, a salvar... Y si queremos ser sus discípulos, si queremos pertenecer a su Reino, debemos gritar muy claro esa verdad, con nuestras palabras, pero, sobre todo, con nuestra vida.
La vida de sus discípulos ha de ser una vida dedicada a luchar contra la injusticia. Una vida solidaria. Una vida que no calle ante la mentira.
Los discípulos debemos hacer un examen de conciencia y reflexionar sobre qué hay de verdad y de mentira en nuestra vida. Si nuestro Reino es el de los pobres, el del amor, el de la justicia, o es el reino del dinero, del poder, de la comodidad.
Esta semana acabamos el tiempo litúrgico Ordinarios. El próximo domingo será el 1º de Adviento. Ahí tenemos la ocasión para prepararnos a recibir ese Rey, que nacerá abandonado de todos y perseguido por el rey del mundo. Un Rey que hemos de acoger en nuestro corazón. Un Rey que es el pobre, el hambriento, el ciego, el paralítico...el OTRO.
Bon diumenge.
ResponderEliminarDura muy dura la situación, por la que se está viviendo y estos gritos del video, son de protesta contra las injusticias.No se debe estar callado, no.
PAU I BE, Montserrat