"Pedro entonces añadió:
– Nosotros, que hemos dejado cuanto teníamos y te hemos seguido, ¿qué vamos a recibir?
Jesús les repondió:
– Os aseguro que cuando llegue el tiempo de la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros, que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna."
El texto de hoy se ha utilizado para enaltecer la vida religiosa. Pero, ¿realmente los religiosos lo hemos abandonado todo, o seguimos apegados a muchas cosas? ¿Quiere decir este texto, que aquellos que fundan una familia están por debajo de los religiosos?
Jesús nos pide a todos renunciar a muchas cosas para seguirle. Y cada uno renuncia desde su vida concreta. Jesús no está creando jerarquías ni clasificaciones de quién tiene más mérito. Él nos pide que le sigamos, que le entreguemos todo. Y un padre de familia puede ser mucho más generoso que un religioso que antepone sus intereses a la entrega de su vida.
Jesús nos dice que recibimos aquello que damos. Quien reparte entrega y amor, recibe entrega y amor. El que reparte egoísmo, se ve atenazado por el egoísmo.
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