"Estaba Jesús una vez orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le rogó:
– Señor, enséñanos a orar, lo mismo que Juan enseñaba a sus discípulos.
Jesús les contestó:
– Cuando oréis, decid:
Padre, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Danos cada día el pan que necesitamos.
Perdónanos nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a todos los que nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación."
El Padrenuestro es un proyecto de vida. Así nos los explican en Koinonia (Servicio Bíblico Iberoamericano):
"¡Cuántas veces hemos rezado el Padre Nuestro en nuestra historia
personal de vida! Recuerdo de niño en la finca de los abuelos maternos,
cuando al caer de la tarde y a la luz de una lámpara de petróleo la
abuela entonaba el Santo Rosario. Todo iba bien aunque a velocidades
gigantes. No desconozco las bondades de este tipo de oración. Pero ha
sido de mucho crecimiento espiritual y misionero cuando con las
comunidades de base aprendimos a meditar y reflexionar el Padre Nuestro.
Esta oración pedagógica que nos propone el evangelio se convirtió en un
verdadero programa de vida, en una utopía que anima el caminar del
creyente constantemente. Reconocer la paternidad divina para fortalecer
la fraternidad humana, buscar en todo la voluntad de Dios para que el
Reino siga floreciendo en medio de nosotros, pedir el pan de la vida, el
mismo Jesús hecho pan, buscar la experiencia de la reconciliación y del
perdón y pedir la protección contra toda seducción y maldad. ¡Todo un
proyecto de vida humana!"
Pare Nostre.
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