jueves, 21 de junio de 2018

NUESTRA ORACIÓN


"Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los paganos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido. Vosotros debéis orar así: 
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre. 
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra
así como se hace en el cielo. 
Danos hoy el pan que necesitamos. 
Perdónanos nuestras ofensas 
como también nosotros perdonamos
a quienes nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación, 
sino líbranos del maligno. 
Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo os perdonará también a vosotros; pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotros hacéis."

El problema de rezar tantas veces el padrenuestro, es que ya no nos fijamos en lo que decimos. Y esta oración es mucho más, es una lección de cómo debemos orar.
Primero debeos fijarnos en que debemos rezar en plural. Nunca rezamos sólo para nosotros. Aunque sea retirados en nuestra soledad, nuestra oración siempre debe ser comunitaria.
Nos dirigimos a Dios como Padre. No nos dirigimos a un Dios lejano, al que tememos, sino a un Padre al que amamos.
En el padrenuestro vemos el mandamiento del amor. En la primera parte pensamos en el Padre, en ese Dios al que hemos de amar sobre todas las cosas. En la segunda parte pensamos en el prójimo. Este prójimo, que como a nosotros, no le debe faltar nada y al que debemos perdonar para que Dios nos perdone. Un prójimo, que como a nosotros, lo queremos libre de todo mal.
Sea cual sea nuestra oración, siempre hemos de tener en cuenta estos puntos. Esta es la lección que nos dio Jesús. 


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