Hoy, Domingo de Ramos, leemos dos evangelios. La entrada de Jesús en Jerusalén aclamado por la gente y la Pasión según San Marcos. (El relato lo encontraréis en el vídeo de la Hermana Regina del Monasterio de Sant Benet de Montserrat). Dos escenarios diferentes que nos muestran nuestra inconsecuencia. Somos capaces de aclamar y de destruir aquello que hemos aclamado.
Jesús entra en Jerusalén, pero los sacerdotes ya han decidido su muerte. Y muchos de aquellos que hoy lo aclaman, el viernes gritarán que lo crucifiquen. Hoy podemos aclamar a nuestro hermano y mañana abandonarlo, crucificarlo. Los judíos esperaban un mesías triunfante y no alguien al que crucifican. Nosotros esperamos los beneficios de nuestros hermanos y no aceptamos sus fallos y errores.
Jesús nos muestra su camino. De la cruz a la luz. Hoy comienza este camino definitivo. Un camino que recorrerá solo. Todos le abandonan. Un camino que también nosotros debemos recorrer.
Estimat Joan Josep, gràcies per tot el que ofereixes al teu post.
ResponderEliminarPer part meva, cada Divendres sant escolto la Passió s/ st. Mateu, de Bach, que transmet perfectament el dramatisme i la compassió d'aquelles hores intenses. Ja fa anys vaig escriure un llibre de poemes que descriu la Passió i mort de Jesús i la vida en companyia dels seus deixebles. Va ser premiat per la revista El Ciervo. Li vam canviar el títol i ara és "El sol a les vinyes" (Òmicron).
Espero per a tu una bona Pasqua. Una abraçada.