En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos."
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania.
Jesús empieza su vida pública en Cafarnaúm. Un territorio considerado fuertemente pagano. Sumido en la oscuridad. Jesús es esa gran luz que destierra las sombras de la muerte.
Jesús nos invita a la conversión. A cambiar nuestra vida, dedicándonos como Él a los pobres, a los enfermos, a los abandonados y despreciados por todos. Esa es la auténtica conversión. El día que sepamos ver al otro como a nuestro hermano, será la señal de que el Reino está cerca; porque el Reino de Jesús no es otro que el Reino del Amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario