En aquel tiempo tomó Jesús a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y su ropa resplandecía de blancura. De pronto dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron gloriosos y comentaban la partida de Jesús que se iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. uando éstos se retiraron, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a armar tres carpas: una para ti, una para Moisés y una para Elías –no sabía lo que decía–». Apenas lo dijo, vino una nube que les hizo sombra. Al entrar en la nube, se asustaron. Y se escuchó una voz que decía desde la nube: «Éste es mi Hijo elegido. Escúchenlo». escucharse la voz, se encontraba Jesús solo. Ellos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.
Jesús se transfiguró. Es decir, se presentó ante los discípulos tal como era en realidad. Nosotros nos desfiguramos y nos presentamos como querríamos que nos vieran los demás. O nos figuramos ser lo que no somos. Intentemos ser lo que realmente somos y, con nuestra entrega, vayámonos transfigurando poco a poco en Jesús.
"Para la tradición apocalíptica judía los acontecimientos de la historia no quedan en el olvido; las acciones a favor o en contra de la vida se anotan en un libro que está en la presencia de Dios; Él es quien juzga el proceder humano, buscando por todos los medios corregir y liberar. Aquí se refleja el ansia más profunda de justicia de los pueblos oprimidos y olvidados, que se ven vulnerables ante los abusos y sin recursos para cambiar su suerte desventurada. Al paso de las generaciones, hemos de ir fraguando la idea del reino de Dios, experiencia que impulsó a Jesús a transformar las relaciones humanas. Transfigurarse significó para Jesús fortalecer sus convicciones y su entrega. En nuestra vida y comunidades necesitamos transfigurar la mentalidad materialista por una más solidaria. Es momento de preguntarnos por nuestro ideal de vida: ¿Qué nos impulsa en la vida? ¿El deseo de acumular o de hacer el bien? ¿Qué podemos hacer para impulsar acciones de justicia y paz? " (Koinonía)
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